Tras haberse jugado los primeros 4 grupos del mundial, y aunque ya lo suponíamos incluso antes del sorteo de grupos del mundial, tras esta primerísima fase del mundial, llena de pequeñas decepciones, ya tres selecciones han presentado candidatura oficial para ser quienes levanten la Copa del Mundo dentro de un mes: Argentina, Inglaterra y Alemania. Messi y Maradona despertaron con Argentina
La albiceleste llegaba al Mundial de Sudáfrica llena de dudas y polémicas. Por una parte, las convocatorias, los eternos cambios de sistema y los mediocres resultados en la fase previa al Mundial habían puesto al entrenador, Diego Maradona, en el centro de las críticas a una selección de tradición y que nunca ha terminado de gustar dentro del panorama futbolístico, y, por otra, mientras Lionel Messi, el mejor jugador del mundo, Cristiano Ronaldo mediante, descollaba en su club de origen, el FC Barcelona, todas sus participaciones con su selección habían terminado, por lo menos, con un balance poco satisfactorio.
El porqué de todas esas anomalías en un seleccionado con nombres muy importantes en todas las zonas del campo es, desde la objetividad, quizá fácil de explicar, pero difícil de entender sin vivir el día a día de lo que ha sido la Argentina sin el Maradona jugador. Para empezar, la selección venía de un proceso ampliamente criticado por falta de identidad, de resultados, de “amor por la camiseta” y de oportunidades para la gente del fútbol local en las convocatorias, monopolizadas por la legión europea. Maradona, ídolo máximo argentino, no sólo a nivel deportivo, sino también desde una perspectiva global, fue elegido encargado para devolverle todo eso a Argentina, pero así como el defecto de los mismos fue blanco de críticas, los excesos de Maradona no generaron simpatía con toda Argentina. Diego trató de devolverle a Argentina sus valores futbolísticos tradicionales y mejorar los resultados de otras épocas, sin mucho éxito, aunque si se puede decir que volvió el sacrificio, y la simpatía de la gente con quiénes conformaban su selección, no desde la calidad, sino desde las ganas de vestir la elástica. Más de 100 convocados en año y medio al mando, oportunidades para todos hasta el defecto, para que todos se sintieran involucrados con el proceso y no se pudiera señalar más a los jugadores de la selección de estar allí sólo por jugar en las mejores ligas extranjeras y no por calidad real. Ese ha sido el gran éxito de Maradona como entrenador, pero a costa de que el seleccionado no tuviera rodaje y que la inmediatez no haya permitido a Maradona crear el hábitat perfecto para los llamados a liderar la selección hacía el triunfo en Sudáfrica con Messi a la cabeza.
Hasta el inicio del Mundial, Messi nunca se le había regalado a Messi un hábitat en el cual potenciar su fútbol, y en consecuencia potenciar el colectivo. Antes Argentina era una suma de individualidades que luchaban entre sí por los mismos espacios, recortándolos y disminuyéndose. Sin embargo, en el partido ante Nigeria vimos una Argentina como nunca la habíamos visto, y a un Messi como nunca lo habíamos visto en Argentina. La albiceleste jugó muy bien, aunque con problemas grande, identificables y solucionables, con Messi jugando de 10 y Tévez, Verón e Higuaín escoltándole con calidad. Tévez e Higuain trabajaron excelentemente la banda derecha y la delantera, permutando y dejando sin foco a la frágil defensa nigeriana. El nivel de asociación entre los “cracks” fue altísimo, y la transición ofensiva argentina demostró ser demoledora, a pesar de Enyeama. Argentina pudo haber goleado, haciendo justo el resultado, pero el portero nigeriano lo impidió y eso permitió que pudiéramos ver las dos caras de Argentina. La de zona de aceleración y gestación, y la defensiva y la salida pobre desde atrás; La de la banda derecha que absorbe posesión y fútbol, y la izquierda carente de implicación en el juego. Diego tiene tiempo para corregir a una Argentina que borró las dudas de muchos aficionados.
Inglaterra, Capello y Heskey no gustan, pero convencen
Inglaterra y Capello no dejaban lugar a la duda. Iban a clasificar, iban a ganar e iban a ser más favoritas que nunca gracias a la presencia del mejor entrenador de los últimos quince años (Con Cruyff no se puede competir) en el banquillo inglés. En su debut, los de Capello no causaron sensación en el aficionado de a pie, pero son el equipo más serio que se ha presentado, a falta de ver que ofrecen España y Brasil. Lejos de ser lo que a muchos nos hubiese gustado ver (Barry – Lampard en la base de la jugada, Lennon y Young en las bandas, Gerrard en la frontal y Rooney de punta único), la Inglaterra de Capello es un muy buen equipo, competitivo y que juega muy bien al fútbol, con una transición defensiva que difícilmente sea superada en el Mundial por alguno que no sean españoles o brasileños.
La selección inglesa se presenta en Sudáfrica con un 4-4-2, muy típico de los equipos de Capello, hecho para ganar, pero que en el primer partido ha dejado entrever puntos débiles muy claros dentro de un abanico de puntos no fuertes, sino fortísimos. Para empezar, Green demostró estar muy lejos de la élite, y eso significa un hándicap muy sensible para Inglaterra, comparado con los Buffon, Casillas y Julio César, e incluso los Romero, Lloris, Neuer o Sketelenburg. Con Green y el balón, que ya ha dado de que hablar, la frontal inglesa y los rebotes serán de extremo cuidado para Capello, pero es ahí, en esa zona, precisamente donde se encuentra el segundo aspecto a mejorar por el entrenador italiano. Lampard y Gerrard, sobre todo, son jugadores monumentales, geniales, mas ninguno de los dos es mediocentro, y juntos en esa posición restan más de lo que suman. No se trata de que no tengan capacidad técnica para la gestación, sino que sus movimientos sin balón no son los correctos la mayoría de las veces, tienden a estar yuxtapuestos, y no se siguen el uno al otro a nivel mental, no coordinan, y, en consecuencia, la zona de mediocentros no está siempre bien ocupada, y ninguno de los dos juega en la zona en que más hacen daño. En la segunda parte del partido ante USA, Capello adelantó un poco a Lampard, pero es una solución “parche”, más que una solución real al gran problema en el funcionamiento inglés. Gareth Barry se muestra como la carta más convincente para jugar de mediocentro, lo que significaría que Gerrard o Lampard se moverían a una de las bandas, e Inglaterra jugaría con un solo extremo. Es lo lógico y seguramente lo que hará Capello.
Por otro lado está Emile Heskey. Para la función que juega el delantero del Aston Villa, yo hubiese preferido a Bobby Zamora, pero la decisión de Capello ha salido bien, y el ‘moreno’ jugó un gran partido en el debut, manejando bien la segunda jugada y ocupando el área con inteligencia. Inglaterra, solucionado el problema del mediocentro, es el candidato más firme hasta hoy, y en torneo corto su grado de competitividad los hace más fuertes aún.
Alemania y Ozil enamoran, ganan y golean
Quien suscribe esta entrada tiene como primer equipo en este Mundial, dado que su selección no clasificó, al conjunto teutón. Ya son cinco los años en que la Bundesliga hace parte activa de mis fines de semana, en detrimento de una liga española venida cada vez más a menos, y el haber tenido la oportunidad de disfrutar de todo el proceso Klinsmann – Low, ha hecho que mi cariño por la selección germana haya aumentado: Juegan muy bien al fútbol, y ¡Me divierten!
La generación con la que Alemania llega a este Mundial es esperanzadora y emocionante. Joachim Low apostó por el cambio generacional sin perder la competitividad. Viene a ganar y no sacrifica talento por competitividad en la mayoría de los casos. Para todos aquellos afines a la Bundesliga, la exhibición de los germanos no fue una sorpresa, sino una confirmación de que las cosas se están haciendo bien. La Bundesliga crece a velocidad crucero, y es firme candidata a ser la mejor liga del mundo si la Premier se descuida.
Es imposible negar que los futbolistas alemanes siempre han tenido calidad técnica y futbolística notable. No hay que ir a ejemplos como Beckenbauer o Matthaus, sino que basta con recordar Netzer o Littbarski para darse cuenta de lo erróneo que es el estereotipo sobre el fútbol y los futbolistas alemanes. Hoy, y sobre todo en un futuro, los Tasci, Khedira, Kroos, Muller, Marin y Ozil son futbolistas buenísimos, que juegan un fútbol tan lúdico como bueno, y que copan y coparán los equipos alemanes.
Alemania regaló una exhibición de fútbol ante una débil Australia, que tuvo como elemento más fuerte la presión en el medio del campo, dominando por completo a los oceánicos, y con Ozil y Muller dando su carta de presentación como futuros, y presentes en el caso de Thomas, jugadores de equipos de la más alta élite. Lo de Ozil, en particular, ha sido la mejor individualidad de estos pocos días de torneo y ha inscrito su nombre como candidato al balón de oro del Mundial. Remarcable también el partido jugado por Lukasz Podolski y Miroslav Klose. La pareja de polacos, siempre y cuando jueguen con la elástica alemana, rinden a un nivel superlativo, y siempre marcarán goles. Podolski, en particular, hizo un partido grande, siendo agresivo, profundo y vertical (Little Hristo lo llamó alguien que conozco).
Aún con todo lo bueno, lo buenísimo y lo excelente que dejó Alemania, hay cosas, como siempre, a mejorar. Era de intuir que la falta de mediocentro iba a proporcionar ciertos problemas en la gestación de la jugada, puesto que Schweinsteiger es un jugador bastante pobre en la interpretación y lectura del partido, además de no contar con panorama alguno. Khedira, un jugador muy “Guti”, tampoco es mediocentro, sino más bien un interior “10”, no siente la posición, y, a pesar de que tiene cualidades para hacerlo, nunca fue una vía de escape a la presión australiana. Nada que no se pueda solucionar con un par de charlas, y que se solucionaría más fácilmente con la alineación de Kroos, o bien con la convocatoria y titularidad de Simon Rolfes.
Alemania juega bien, falta ver su nivel competitivo ante un rival más fuerte, aunque ya se ha asegurado un puesto como candidato “oficial”.
Outsiders y Francia: Decepción tras decepción
Difícilmente llegarán, salvo sorpresa mayúscula, a ser campeones del mundo, pero tienen la obligación de amenizar el campeonato, llegando hasta las fases de eliminación directa, y normalmente, colándose alguno incluso a semifinales.
Hasta la fecha, de los equipos que han jugado, corresponden a ese perfil los seleccionados de México, Uruguay, Corea, Nigeria, USA, Serbia y Ghana, pero sólo uno de ellos, sin contar a Corea porque servidor no ha tenido la oportunidad de verlos en acción, ha colmado las expectativas: Ghana. Los africanos, aún con sus dos jugadores de más nombre lesionados, han dejado una grata impresión, gracias a su disciplina y orden táctico, la calidad de varios de sus jugadores y su muy buena transición defensiva que, ayudado también por la falta de ideas y profundidad de Serbia, controló y anuló totalmente a su rival, a priori superior por la calidad de sus futbolistas.
México, que viene con un equipo mixto entre juventud y veteranía, decepcionó en el partido inaugural. Aunque la idea mexicana es sublime, con esa salida del balón tan característica del Lavolpismo y del fútbol mexicano, y con esa apuesta a la generación del mundial juvenil del 2005, no fue ejecutada con eficiencia por los mexicanos. Inexplicablemente, Aguirre apostó por Franco en lugar del “Chicharito” Hernández en la punta de ataque, y debido a eso México perdió muchísimo en zona de aceleración. Por otro lado Márquez no logró ejecutar su permuta entre el mediocentro del 4-3-3 y el central del 3-4-3 por razones físicas, que no futbolísticas, y fue castigado por Sudáfrica. Hace un par de años hubiese sido una apuesta segura, pero hoy día es un hándicap. En pro de solucionarlo, y sin cambiar el sistema, Osorio podría cambiar de puesto con Márquez sin perder calidad.
Uruguay y USA dejaron una imagen esperanzadora por los sistemas empleados, aunque una actitud muy conservadora les obligó a rendir por debajo de sus posibilidades. Uruguay con su 5-3-2 no jugó un mal partido, pero pensaron demasiado en el rival y los laterales condicionaron negativamente la transición ofensiva uruguaya por su miedo a correr la banda, mientras que USA presentó un equipo capaz de competir, organizado y bien dirigido que no supo aprovechar la falta de mediocentro en Inglaterra, que Donovan pudo haber explotado, por tener más en mente defender la banda que atacar.
Párrafo aparte para Francia que con Domenech ha dejado bien claro que no son candidatas del Mundial, a pesar de que por jugadores y jerarquía deberían serlo, puesto que no han logrado hacer un equipo, sino que son una suma de individualidades muy al estilo Argentina – pre Mundial, pero sin Messi, ni Tévez ni Agüero, y sin Nasri y Benzema tampoco.