martes, 13 de abril de 2010

El hombre de los derbis

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Finales de siglo. Un muchacho rebelde y risueño del sur de Italia desnuda las verguenzas de la defensa de todo un Inter en su segundo partido oficial. Dos años después, el mismos mucacho rebelde y risueño del sur de Italia, llega a la Capital, se viste de corto y escala rápidamente posiciones desde ser el simple muchacho rebelde y risueño del sur de Italia, a ser el hermano de alma, un vínculo más fuerte que la sangre, del emperador romano, un tal Francesco Totti, Francé para los amigos. Desde ese momento, Francé y el muchacho rebelde y risueño del sur de Italia, que ahora era el hermano del emperador, que eran los amos y señores del imperio, guiados fielmente por Júpiter, un tal Fabio Capello, convirtieron a Roma en el reino más grande de toda Italia, y el más admirado por todo el continente Europeo. El muchacho rebelde y risueño del sur de Italia estaba en la cúspide del éxito, y todos suspiraban con sus acciones sobre el rectángulo verde donde hacía y deshacía defensas en innumerables batallas. Ese muchacho rebelde y risueño del sur de Italia se llamaba Antonio Cassano, Talentino, y ese Imperio, del que era emperador junto a Francé, era la gloriosa AS Roma de comienzos de Milenio.

Antonio Cassano, el mejor jugador de Italia y que hace poco revivió el fútbol con un partidazo ante el Genoa, hace un par de años, casi una década, llegó a la Roma de Fabio Capello luego de dos excelentes temporadas en el Bari. 30 millones de Euros para darle un socio al ídolo, símbolo y bandera giallorrosa, Francesco Totti, en esos tiempos el mejor jugador de Italia. Todo funcionó a las mil maravillas y con el apoyo, volviendo a las metáforas del primer párrafo, del consejo de sabios, Cafú, Aldair y Emerson, profesionales en todo el sentido de la palabra, que no sufrían de genialidad, ni locura como Antonio y Francé, la Roma se erigió mejor equipo de Italia y Capello se confirmó como el mejor entrenador que parió la península desde Arrigo Sacchi. Todo marchaba sobre ruedas en la capital.

Pero Capello se fue, y tambien Emerson, Aldair y Cafú, dejando todo el peso del equipo en el ídolo y el mejor amigo, tanto dentro como fuera del campo. Esa pareja genial e insoportable para las defensas contrarias, pero tambien para el resto de sus compañeros. La Roma, poco antes gloriosa, mágica y admirada, cayó en un abismo oscuro del que parecía que ni Totti, el símbolo, ni Cassano, el genio, estaban decididos a sacarla. Totti era el mejor pagado de la plantilla, obvio, era el mejor jugador, pero Cassano no era pagado de acuerdo a su calidad inmesurable. Antonio quería un salario de acuerdo a su status, inferior al de Totti, mas superior al de los gladiores, por supuesto. Todo resultaba lógico, sin embargo Cassano se arrastraba en el campo y su genialidad poco aparecía. Sólo era insoportable y, rebelde, risueño y del sur de Italia, agotó la paciencia de todos, hasta la del ídolo, que le dió la espalda y lo obligó al destierro. Cassano se fue al Madrid, aumentó las ganancias de McDonalds, se hizo amigo de Ronaldo, marcó un par de goles y volvió a Italia, más al norte, lejos del imperio.

En estos tiempos modernos, donde el miedo a perder es más fuerte que las ganas de ganar, y el el riesgo de querer jugar, es una idea fantasiosa de los más melancolicos que todavía sueñan con Fórmulas Mágicas, Quintas del Buitre, Dream Teams, Jogo Bonito y demás maravillas del pasado que, hoy día, en este consumismo frénetico que nos ha llevado al más mediocre resultadismo barato parecen extintas, cada vez que aparece uno de esos melancolicos románticos al frente de un equipo y no se atreven a vender su alma por puntos intanginbles, evitando tanto la pena como la gloria, sin vencer, pero no muriendo con sus ideas, toca sonreír y rezar porque esa joya en extinción no sea absorbida por la Ley Bosman, como le pasó al fabuloso Ajax de Louis Van Gaal, o los resultados corten la alegría de la gente.

Son muchos los que afirman que uno juega como vive y viceversa. El fútbol brasileño sabe a alegría, a música, a playa, arena y mar; El Ruso sabe a espirítu y rebeldía, a frío y corazón; El Inglés sabe a pasión, a efervecencia y poderío; El francés sabe a glamour, elegancia y determinación. Si el fútbol se hubiera esparcido por Europa en 1700, quizás hablaríamos de un fútbol italiano con más Riveras que Gattusos, más belleza que agresividad. Estaríamos hablando del fútbol renacentista de las bellas artes, no del fútbol de la Vendetta. Bernini estaría retratado por Cassano, el artista más grande del Calcio.

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3 Response to El hombre de los derbis

13 de abril de 2010, 18:48

Cassano es un gran jugador, ve el fútbol como pocos y tiene un talento innato. En la Samp ha vuelto a rendir como se esperaba de él, con algunos momentos mejores y peores, pero se ha vuelto a sentir futbolista. Y esto ha hecho que vuelva a rendir a un gran nivel.

Saludos desde http://ojeadorinternacional.blogspot.com/

13 de abril de 2010, 23:52

Si se tomara el fútbol más en serio estaríamos hablando de un pedazo de futbolista.
Saludos desde La Escuadra de Mago

14 de abril de 2010, 13:51

Si tuviera la cabeza como una persona normal lo que podría llegar a hacer este hombre.

Un saludo desde

http://futbolybalompie.blogspot.com/

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